Cuando tu ángel te hable, anota todo lo que recibas como información. Cuando escribas lo que sientes, no corrijas ni censures absolutamente nada por más que te parezca que puede estar mal redactado. No cambies palabras para que suene mejor.
Escribe sin juzgar, ábrete a sus mensajes. Si no logras escuchar palabras, escribe lo que sientas en tu cuerpo como sensaciones que se parecen al alinearte con tu ángel. Cada uno tiene su propia manera de sentirlo. Algunas personas ven espirales de energía colorida, otras tienen sensaciones sobre su cuerpo, que ya nombré anteriormente: cosquilleos, sensación de proximidad, escalofríos, etc.
Otras pueden escucharlos o visualizar imágenes en su mente. Cada persona tiene su propio don. Y todos son válidos.
Los ángeles también escogen el modo y el momento de conectarse contigo. Puede ser por la mañana, o a una hora determinada del día, mediante sensaciones o aromas.
Y si dice que se llama Juan, no te sorprendas ya que no todos los ángeles tienen nombres difíciles. Siempre aparecerán en tu vida de la manera que ellos saben que tú estás capacitado para percibirlo.
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