¿Sabes que una vez existió un escritor llamado Erigio que hacía novelas con mensajes proféticos y también reflexiones acerca de la vida humana? Este hombre recibía mensajes de Ángeles, pero todavía no sabía que eran ellos los que le comunicaban cosas.
Todas las mañanas se dedicaba a pasear, y a atender la tienda que le habían dejado en herencia y después, en los descansos continuaba escribiendo lo que le llegaba a la mente. Decía para sí mismo, que era capaz de hablar con una voz de su conciencia, que era la que le guiaba hacia la inspiración.
Pero poco a poco, fue conociendo personas que le hablaron de su talento, haciendo que él pensara en que era realmente verdad que recibía mensajes de entidades celestiales. Cuando él notaba que le llegaban mensajes, de hecho, sentía como le invadía una gran calor reconfortante, haciendo que siempre hubiera motivo para poder agradecer a la vida, el mismo hecho de estar aquí en la tierra, pudiendo vivir con otras personas que le aportaban ideas, conversaciones y luchas, que siempre eran buenas para crecer.
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