Fabio era un granjero que siempre se levantaba al amanecer. Habría sufrido una crisis económica y siempre se preguntaba si habría un camino hacia la luz. No era el primer día que había rezado y rezado para que todo se solucionara y para que hubiera un cambio en su existencia, que le diera salud así como fortuna a él y a su familia, pero los cambios parecían no llegar...
Cada mañana, sin embargo, veía unas plumas caer encima de su ventana, hacía caso omiso a todo lo que le comentaban, y no quería escuchar las señales que del cielo amablemente venían. ¿Sabes que siempre las recogía pero que no lograba entender que era?
Al poco tiempo, cuando ya había recibido 7 plumas, un día, mientras estaba observando el cielo, miró las nubes, y ante él se presentó una gran figura alada. Eso le hizo llorar y comprendió (según el mensaje de la forma) que su error estaba en no escuchar a los demás y en no trabajar la comprensión, en no darse cuenta de lo que sus seres amados le decían. Ahí todo cambió. Logró ser más feliz y comportarse mejor con su amada familia.
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