Gabriel era una persona a la que le importaba mucho el mundo, por lo que se hizo sensible a cualquier tipo de suceso que no fuera bueno para las personas que compartían la tierra con él. En su intento de querer el bien para todos, hizo todas las obras buenas que pudo y se afianzó en crear grandes apoyos para los más desfavorecidos.
Un buen día sintió desesperanza y también tristeza por todo lo que estaba contemplando y fue entonces cuando una lágrima cayó por sus ojos, haciendo que se durmiera del cansancio.
Poco después, en sus sueños apareció una gran silueta blanca que emitía una gran paz. Esa misma tranquilidad y armonía le embriagó, sintiéndose en un gran paraíso. Dejándose llevar por la confianza y sin miedo, le preguntó "¿quién eres?"
Cuando su mente escuchó, se dejó llevar por el gran mensaje que le decía que "todo tenía su tiempo, que todo era por una causa, que solo había que percibir y creer"
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